domingo, 4 de mayo de 2014

Me llaman.

Soy, si no recuerdo mal, un chico al que llaman Carlos o Litos. Sé que todos estáis pensando lo mismo, y os equivocáis. No, Litos de Carlitos no. Litos en este caso proviene de su significado en latín 'Piedra'. Es, casi con total seguridad,  el mote con la historia más absurda jamás vista. No se merece ni ser contada aquí.

Podéis conocerme cuando me llaman 'el negro'. Posiblemente tenga la tez mucho menos morena que la gente a la que ni siquiera se te pasa por la cabeza ponerle ese adjetivo. A pesar de ello, he vivido trece años en un pueblo, y como en casi todos, alguien tenía que ser el negro, ¿no?

También, cosa que no me gusta recordar, las personas más cercanas a mi me llaman Estuardo para picarme (os la tengo jurada, cabrones) Soy por suerte y por desgracia un español nacido al otro lado del Atlántico. Nací en Guatemala, dicha por muchos 'Guatepeor', un chiste fácil. No tuve jamás el placer de conocer a mis padres. La única información que conozco es que mi madre se llama(ba) Rosario y a parte de mi, tuvo otros ocho hijos. Así pues, hasta ahora tan solo un par de personas o tres sabían que me llamaba Carlos Estuardo Rivera Recinos.

Durante los seis años de primaria me llamaron de muchas formas distintas, pero los dos nombres a destacar son 'Ensaimadero' y 'Carlotanga'. No recuerdo ni quién ni por qué de aquellos motes, lo que sí recuerdo es que muchas veces iban acompañados de palizas a la hora del recreo. Son recuerdos del pasado, con lo cual por muy disparatado que suene, los guardo con cariño y como influyente directo del cúmulo de hechos que me han formado a través de mi corta pero pintoresca vida.

A lo largo del tiempo me han llamado hermano, amigo, hijo, cariño, bicho, gilipollas, retrasado, pesado y un sinfín de nombres más. A casi todo el mundo nos han llamado alguna vez así, pero he de destacar que alguien me llamó una vez ovnisexual. Sigo sin saber -o sin querer saber- qué significa.

He experimentado lo que es enamorar, enamorarse, cagarla y perder. Conozco la espera, la distancia y la pasión del reencuentro. Sé lo que es confiar plenamente en alguien y guardar secretos que debo llevarme a la tumba. He ayudado y apoyado a la persona que amaba, pero también he roto el vaso y no he podido repararlo. He vivido la ilusión de preparar sorpresas y dibujar sonrisas en su rostro. He hecho de tonto, de héroe, de payaso y de poeta, y he conseguido reír con el alma acompañado por ella. También he cumplido y he roto promesas. En definitiva, sé lo que es amar y ser amado, y equívocamente me han llamado amor.

Conozco el sufrimiento en primera persona, la impotencia de no poder volver a ayudar, dormir sobre una conciencia atormentada. He causado mucho daño y me han destrozado por dentro. Sé lo que es tocar fondo y no tener ni querer tener fuerza para sobrellevar ningún ámbito de la vida. El dolor cambia a la gente. Yo cambié. Me vi obligado a mentir de forma reiterativa a mucha gente, pero sobre todo a mi. Conté tantas barbaridades que llegué a ser víctima de mi propio engaño. He llegado a alargar mi sufrimiento y a imaginar que me herían por el mero hecho de no enfrentarme a la verdad. Como consecuencia, también me han llamado mentiroso.

En este mismo instante, no sabría decir como me llama la mayoría. Mis mejores amigos emplean constantemente la frase "Litos, me cargas" de lo que deduzco que podrían llamarme pesado. Sé que lo dicen con cariño. La chica que ha compartido conmigo la idea de abrir un blog tiene la manía de llamarme gay. Sé que muchos guapos en los que se fija o le gustan son o acaban siéndolo y no querrá que yo sea la excepción que confirma la regla. También me llama mal padre. Espero no serlo nunca si algún día llega el momento.

Sé lo que valgo e independientemente de que sea mucho o poco, quiero ser feliz. Tengo metas y deseos que cumplir, así que podríais llamarme soñador.

Actualmente me gusta llamarme a mi mismo poeta desdichado. Siento mi desgracia como un niño ingenuo que no sabe que se acerca el lobo. Pero la siento e intento expresarla.

En última estancia deciros que podéis llamarme como queráis, pero tened en cuenta que soy, ante todo, todo lo que he escrito y me falta por escribir.


No hay comentarios:

Publicar un comentario